Foto: Joaquín OTERO ÚBEDA

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Museo Museo de América
Inventario 16374
Clasificación Genérica Objetos mágico-religiosos
Objeto/Documento Cabeza reducida
Nombre Específico Tsantsa
Materia/Soporte Algodón
Cabello
Piel humana
Pigmento natural
Técnica Cortado
Vaciado
Cosido
Pintado
Hervido
Dimensiones Altura = 58 cm; Anchura = 5 cm
Descripción Desde una perspectiva antropológica, las dos manifestaciones del culto al cráneo (cabezas reducidas y cabezas cortadas) son algunas de las expresiones culturales más interesantes que permiten abordar el estudio del mundo de las creencias simbólicas. Sin embargo, esta práctica no es exclusiva de las tribus amazónicas Shuar y Mundurucú también se ha documentado en textiles y vasos cerámicos de culturas precolombinas como Paracas y Nazca en Perú, y Jama Coaque en Ecuador.
Esta cabeza trofeo, denominada tzantza, pertenece a la cultura Shuar correspondiente a la familia lingüística Jíbaro que actualmente habita distintas áreas de Ecuador y Perú. En esta cultura, cuando se organizaban partidas de guerra con otras tribus, el guerrero vencedor podía cortar la cabeza del enemigo muerto, tras lo cual se la sometía a un largo proceso para reducirla de tamaño. Los Shuar creen que el alma reside en la cabeza y que aquellos que han muerto en la guerra pueden volver para vengarse de ellos; al cortar y reducir esta parte del cuerpo logran encerrar en ella el alma del enemigo impidiendo su regreso. Algunos investigadores consideran que la posesión de este tipo de trofeos significaba la apropiación simbólica del enemigo, logrando la necesaria renovación social del grupo. Tras realizar una tzantza la tradición requiere que se celebre una fiesta a partir de la cual se reconoce el valor del guerrero aumentando de ese modo su prestigio y consideración social.
Aunque, originalmente las cabezas trofeo tenían este importante significado simbólico, desde el siglo XIX se convirtieron en un elemento frecuente de trueque con viajeros y expedicionarios que las consideraban exóticas, propiciando de ese modo la aparición de numerosas falsificaciones realizadas con pieles de distintos animales o cabezas de monos.
Gaspar de Carvajal describe como en uno de los pueblos "...había siete picotas [que] nosotros vimos que estaban en trechos por el pueblo, y en las picotas clavadas muchas cabezas de muertos, a cuya cabsa le pusimos a esta provincia por nombre la Provincia de las Picotas." Este poblado lo descubrieron tras pasar la desembocadura del río Negro, cuando posiblemente se desplazaban entre el río Madeira y Tapajós. Es probable que en el siglo XVI la tribu que habitase dicha zona fueran los Mundurucú dado que hoy ocupan un espacio entre ambos ríos, aunque ligeramente desplazados hacia el sur. Este grupo comparte el culto a las cabezas trofeo, pero no las reduce, de hecho Carvajal no menciona que estuvieran reducidas lo que apoyaría la hipótesis de que podría tratarse de este grupo humano. Es interesante destacar que los Mundurucú además de cortar la cabeza de un enemigo también lo hacían con la del miembro de su tribu que muriese durante un enfrentamiento lejos de su aldea; en este último caso llevaban la cabeza a la casa de los familiares de la víctima, la colgaban y tras una ceremonia, en la que los hombres juraban vengar su muerte, se enterraba en el suelo de la vivienda.
Datación 1801-1900
Contexto Cultural/Estilo Shuar (Jíbaro).
Lugar de Producción/Ceca Ecuador (América del Sur)
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